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La recepción estaba vacía cuando la familia llegó al hotel Mictlán —un rascacielos con palomas esqueléticas en las cornisas— y los ascensores automáticos abrían y cerraban sus puertas sin que nadie los abordara. 


Niní puso una moneda en la rocola. 
 

Entonces una mujer delgada con pelo negro en forma de colmena salió detrás de una cortina de abalorios. Envió a la familia a una suite en el piso 47. 

Los niños tenían un cuarto propio con camas gemelas y una ventana con vista al mar y a la playa.

Desde la ventana observaron que había puntos negros latiendo sobre la arena, como insectos. Venían del mar. 

La música y las ilustraciones son originales y pertenecen al autor

Los efectos de sonido son de licencia libre
 

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